DISCUTÍVEL

 

Carta do prefeito da Congregação para o Culto Divino e Disciplina dos Sacramentos, cardeal Francis Arinze ao titular da diocese de San Cristobal de Las Casas, D. Felipe Arizmendi, sucesor de D. Samuel Ruiz,
do 26 de outubro de 2005:

 

          “En la última Reunión Interdicasterial, celebrada el 1 de octubre pasado, como Ud. ha podido bien observar, se realizó un detallado y serio examen de la petición presentada por Vuestra Excelencia y de la situación actual de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas y sus incidencias en la vida de la Iglesia Universal.

          Como resultado de la deliberación se ha convenido como sigue:

          No se puede ignorar que, aún después de pasados cinco años de la salida de S. E. Samuel Ruiz de San Cristóbal de las Casas, continua estando latente en la Diócesis la ideología que promueve la implementación del proyecto de una Iglesia Autóctona. En este sentido, la Reunión Interdicasterial se ha pronunciado por una suspensión de eventuales ordenaciones de diáconos permanentes hasta que se haya resuelto el problema ideológico de fondo.

          Asimismo, se pide que se fortalezca la pastoral vocacional, con vistas al sacerdocio célibe, como en el resto de la Iglesia en México y demás países de América Latina; y que se interrumpa la formación de más candidatos al diaconado permanente. Constituye, en efecto, una injusticia contra esos fieles cristianos alentar una esperanza sin perspectivas reales; además, el diaconado supone una vocación personal, no una designación comunitaria sino una llamada oficial de la Iglesia; requiere una formación intelectual sólida; orientada por la Sede Apostólica.

Para contribuir a sanear la vida eclesial, desde el inicio se ha pedido y se continúa a indicar, abrir la diócesis a otras realidades propias de la universalidad de la Iglesia Católica, para ayudarla a salir del aislamiento ideológico mencionado.

          Por último, cabe subrayar que, alimentar en los fieles expectativas contrarias al Magisterio y a la Tradición, como en el caso de un diaconado permanente orientado hacia el sacerdocio uxorado (casado), coloca a la Santa Sede en la situación de tener que rechazar las distintas peticiones y presiones, y, de este modo, se le hace aparecer como intolerante”.

 

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